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Un día para visitar museos

El 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos, una jornada que sirve para concienciar sobre la importancia de estos espacios en la cultura

Visitantes del Museo del Louvre de París, uno de los que participa en La Noche de los Museos (Pxhere)
Visitantes del Museo del Louvre de París, uno de los que participa en La Noche de los Museos (Pxhere)

El 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos, una jornada que sirve para concienciar sobre la importancia de estos espacios en la cultura

Imagínate entrar en una sala y estar acompañado de una escultura de la Isla de Pascua, tallada por los antiguos habitantes de Rapa Nui. Encontrarte de frente con la magnífica “Noche Estrellada” de Vincent van Gogh, una de las obras más icónicas del postimpresionismo. O contemplar el majestuoso “David” de Miguel Ángel, una escultura que simboliza la perfección del arte renacentista.

Todos estos escenarios son posibles gracias a los museos: instituciones que se dedican a conservar, investigar, comunicar y exhibir colecciones de objetos de interés cultural, artístico, científico o histórico. En la actualidad, hay alrededor de 104.000 museos alrededor del mundo, según datos de la UNESCO. 

Tal es su importancia que cada 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos. Según el Consejo Internacional de Museos, estos espacios son un importante medio para el intercambio cultural, el enriquecimiento de las culturas, así como para el desarrollo de la comprensión mutua, la colaboración y la paz entre los pueblos.

Durante este día (y en esa jornada también por la noche), los museos del mundo hacen un esfuerzo para hacer sus colecciones artísticas más accesibles al público. Para ello, realizan multitud de actividades: exposiciones especiales, conferencias, visitas guiadas, talleres para niños… Algunos museos también hacen jornadas de puertas abiertas y permiten entrar de forma gratuita a sus exposiciones.

¿Cómo funciona un museo?

Del mismo modo que en una película, la cara visible siempre es la de los actores, en una exposición de un museo, el principal reclamo son las obras expuestas. Sin embargo, así como un largometraje no sería posible sin su director, cámara, productor y muchas otras figuras clave, en una exposición también hay que reconocer el esfuerzo de todo el equipo que trabaja detrás de escena.

Por un lado encontramos a los curadores, que son responsables de la selección de las obras y de darles un contexto significativo. Ellos investigan y organizan las piezas en función de un tema específico, asegurando que cada objeto tenga un lugar y propósito dentro de la exposición.

Por otro lado, están los conservadores, que se encargan del cuidado y la preservación de las piezas, asegurándose de que estén en condiciones óptimas para ser exhibidas. Esto incluye tareas como la limpieza, la restauración y la aplicación de medidas preventivas contra el deterioro

También encontramos a los diseñadores de exposiciones, que trabajan en la disposición visual y espacial de las piezas para crear un ambiente que sea atractivo visualmente y que facilite la comprensión del público. Y a los educadores, que desarrollan actividades y materiales educativos que complementan la exposición (visitas guiadas, talleres, folletos…)

Cada uno de estos roles es fundamental para el éxito de una exposición en un museo, y su trabajo en equipo garantiza que las piezas no solo sean exhibidas, sino también apreciadas y comprendidas por el público que va a visitarlas. 

Los dueños de las obras

En la actualidad, hay multitud de piezas expuestas en museos que son objeto de controversia porque, en lugar de estar en sus territorios de origen donde fueron creados, están expuestos en museos europeos. Entre ellas, encontramos obras tan conocidas como el Partenón de Atenas, el busto de Nefertiti o los moái de la isla de Pascua.

Muchas de estas piezas fueron adquiridas, compradas o tomadas por expediciones arqueológicas, misioneros, comerciantes y exploradores europeos durante los siglos XVIII, XIX y principios del siglo XX. Hablamos de la época colonial, cuando los países europeos invadieron otras regiones del mundo y se aprovecharon de sus recursos.

En algunos casos, estas piezas se tomaron sin el consentimiento de los países de origen y fueron llevadas a museos de Europa, donde hoy se siguen exhibiendo como ejemplos de la grandeza cultural y artística de las civilizaciones antiguas. Para muchos, esto representa un expolio cultural y una apropiación indebida del patrimonio cultural de otros pueblos.

Los países afectados reclaman esas obras de arte desde hace décadas. Es el caso de Grecia y Egipto, que ven cómo muchas de sus estatuas y templos son las estrellas de las exposiciones en museos de Londres o Berlín. El Partenón de Atenas se expone en el Museo Británico y el busto de Nefertiti puede verse en el Neues Museum, entre otros.

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