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Por una economía más social, solidaria y sostenible

La Economía Social y Solidaria antepone el interés de la sociedad al beneficio empresarial de las instituciones bancarias.

Desde hace años han ido surgiendo entidades que plantean otros modelos de producción, distribución y consumo. (Freepik)

La Economía Social y Solidaria antepone el interés de la sociedad al beneficio empresarial de las instituciones bancarias

El mundo se enfrenta a diferentes desafíos globales: el cambio climático, la pobreza o la exclusión social son algunos de los más urgentes. Diferentes organizaciones del mundo denuncian estas problemáticas y reflexionan sobre el papel de la economía a la hora de hacer un mundo más justo o más desigual.

El sistema económico, tal y como está organizado actualmente, no ha sido capaz de frenar estas problemáticas globales. Por eso desde hace años han ido surgiendo entidades que plantean otros modelos de producción, distribución y consumo. Hablamos de empresas que ponen la sostenibilidad, la solidaridad y los objetivos sociales en el centro.

Estas empresas forman parte de lo que se conoce como Economía Social y Solidaria (ESS). La ESS engloba un tipo de organizaciones (asociaciones, cooperativas, fundaciones y empresas sociales) basadas en principios de solidaridad y participación, que producen bienes y servicios mientras persiguen objetivos económicos y sociales, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Desde un punto de vista económico, estas organizaciones facilitan la integración de personas vulnerables en el mercado laboral. Pero las empresas de ESS también tienen un impacto social y medioambiental: buscan aliviar la pobreza y ampliar la protección y la cohesión social, a la par que proponen modelos de producción y consumo sostenibles.

Vinculación con las finanzas éticas

La Economía Social y Solidaria también ayuda a las pequeñas empresas y los grupos de bajos ingresos a conseguir una financiación asequible para sus proyectos. Por eso, dentro de la ESS encontramos entidades financieras alternativas a las tradicionales, como las cooperativas financieras, los bancos de desarrollo comunitario o la banca ética.

La banca ética está compuesta por diferentes tipos de entidades financieras y suele prestar dinero a organizaciones y empresas que también forman parte de la ESS. Es decir, entidades que normalmente trabajan con proyectos que generan un gran valor añadido para la sociedad.

Esta decisión tiene que ver con los valores que promueven las finanzas éticas. Por ejemplo, los bancos éticos siguen el principio de exclusión, es decir, no financian proyectos que vulneren los derechos humanos ni que perjudiquen al medioambiente. Por el contrario, apuestan por iniciativas que aportan beneficios a las comunidades desde un punto de vista social, cultural y medioambiental.

Según la OIT, los servicios financieros de la ESS son fundamentales para el desarrollo de las sociedades. Las entidades de banca ética ayudan a democratizar el acceso a las finanzas y hacen posible que personas con pocos recursos también puedan invertir y desarrollar sus propios proyectos para crecer y generar riqueza en su entorno. Al mismo tiempo, este modelo demuestra que dentro del sistema financiero pueden defenderse valores como la solidaridad y la cohesión social.

Financiando proyectos de Economía Social y Solidaria

Las finanzas éticas ofrecen créditos a tres sectores principales: el sector medioambiental, el social y el cultural. Por ejemplo, en 2022, la cooperativa de crédito Oikocredit financió a Crecer IFD, una institución de microfinanzas que brinda acceso a educación y crédito a mujeres de comunidades vulnerables en Bolivia. De este modo, Crecer IFD puede ofrecer préstamos a pequeñas empresarias que quieren emprender su propio negocio. 

En 2021, Oikocredit se asoció con Bharathi Women Development Centre, una agencia de desarrollo comunitario de la India que ofrece servicios de microfinanzas para proyectos de saneamiento, como la construcción de baños y sistemas de canalización de aguas residuales que evitan la aparición y propagación de enfermedades.

La banca ética también financia proyectos de proximidad. En el ámbito medioambiental, la entidad Coop57 se asoció a Biciclot, una cooperativa que promueve la bicicleta como medio de transporte. Gracias a la financiación recibida, la cooperativa desarrolla diferentes cursos (sobre mecánica o cómo aprender a circular de forma segura en bicicleta, entre otros).

En el ámbito cultural, algunos proyectos audiovisuales que denuncian injusticias también cuentan con la financiación de la banca ética. Es el caso de la premiada película Alcarràs (2022), que cuenta cómo las grandes corporaciones amenazan el estilo de vida de las pequeñas empresas familiares del mundo rural. La producción contó con la financiación de Triodos Bank.

Por su parte, el banco cooperativo Fiare Banca Etica financió en 2022 a La Virgueria, una compañía de teatro de Barcelona que se define como “comprometida con la sociedad”. En sus obras tratan temas como la crisis económica, la estafa de las preferentes o la desigualdad social para hacer reflexionar al espectador.

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