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El Partido Comunista Chino cumple 100 años

El sistema político de China solo permite un único partido, que gobierna sin oposición y tiene un gran control sobre la población.

Imagen del Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, que tiene más de 90 millones de militantes. (Dong Barro / Wikipedia)

El sistema político de China solo permite un único partido, que gobierna sin oposición y tiene un gran control sobre la población

China es el país más poblado del mundo, con casi 1.400 millones de habitantes, y la segunda potencia económica mundial, aunque en los próximos años podría superar a Estados Unidos y colocarse en la primera posición. El hecho de que sea tan grande y potente a nivel económico hacen de China uno de los países más influyentes del mundo.

El actual sistema político chino solo permite un único partido: el Partido Comunista Chino (PCC), que fue fundado el 1 de julio de 1921 y este año celebra su centenario. El PCC tiene 91 millones de militantes y su actual presidente es Xi Jinping

Desde 1949, el Partido Comunista Chino controla los poderes legislativo, político y judicial. El máximo órgano de poder en China es el politburó, un comité formado por los principales ministros y que es típico de los sistemas comunistas. A su vez, el politburó tiene una gran influencia sobre la Asamblea Popular, el órgano encargado de redactar las leyes y de elegir al presidente chino.

La República Popular China está dividida en 23 provincias, 5 regiones autónomas y 2 regiones administrativas. Algunos de estos territorios están en conflicto con el gobierno chino, como la región del Tíbet, que quiere independizarse, o la región administrativa especial de Hong Kong, que tiene un estatus especial y cuyos ciudadanos gozan de más derechos y libertades que los habitantes de la China continental. 

El origen del comunismo en China

La revolución popular de 1911 terminó con miles de años de emperadores e impuso una república en China. Durante años, varios partidos y fuerzas políticas se enfrentaron para gobernar el país, entre ellos el Partido Comunista Chino, que fue fundado por un puñado de intelectuales de forma clandestina en 1921.

Entre 1927 y 1949 hubo una guerra civil que terminó con la victoria del Partido Comunista Chino. En aquel momento, el líder del PCC era Mao Zedong (1893-1976), que persiguió y eliminó el resto de partidos políticos y gobernó el país con mano de hierro hasta su muerte. 

Por aquel entonces, China era un país muy pobre y la mayoría de su población vivía en el campo. El régimen de Mao se obsesionó con recuperar la grandeza de la época imperial. Sin embargo, sus planes no tuvieron el efecto deseado: el Gran Salto Adelante (1958-1961), una serie de políticas para transformar la agricultura y fomentar la industrialización, provocaron una terrible hambruna por la que murieron millones de personas.

Por otro lado, Mao quería difundir los valores comunistas por todo el país y eliminar cualquier tipo de crítica o disidencia. A través de la Revolución Cultural hizo perseguir, encarcelar y ejecutar a un millón de personas que ponían en peligro la dictadura comunista con sus ideas. 

Entre el control y la censura

El Partido Comunista Chino ha lanzado una gran campaña de propaganda para celebrar su centenario y rendir homenaje a la figura de Mao Zedong, considerado el fundador de la República Popular China.

El propio gobierno chino es consciente de que episodios como la Revolución Cultural fueron desastrosos para el país, pero la autocrítica es mínima y siempre controlada desde dentro. De hecho, el PCC controla todas las informaciones publicadas en China y vigila y censura cualquier tipo de crítica en las redes sociales. 

De acuerdo con el comunismo, la mayoría de empresas y medios de producción en China pertenecen al Estado. Sin embargo, hace ya cuatro décadas que el país se abrió al capitalismo con un modelo económico que permite las empresas privadas. Eso sí, el gobierno mantiene un gran control sobre las compañías privadas, a las que impone altos impuestos y vigila con personas afines en los consejos de administración.  

La censura y la falta de libertad de expresión siguen caracterizando el gobierno de Xi Jinping, a quien también se ha acusado de violar los derechos humanos de opositores políticos, intelectuales y minorías étnicas en China. La organización Human Rights Watch denuncia que la represión ha aumentado y que cada vez es más difícil saber qué sucede en el país debido a las restricciones en la libertad de información.

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